GERAL


AVISOS CONTRA LA MALA PRAXIS


La brasileña Marta Valentim ofreció la semana pasada una charla sobre las irregularidades que se detectan en los trabajos científicos.

 

Plagios, falsificación de datos, resultados no contrastables o estadísticas retocadas son algunas malas prácticas que se detectan en las investigaciones entíficas, unos materiales en los que debería primar el rigor. El motivo de estas anomalías, según ha explicado hoy en Salamanca Marta Valentim, investigadora en gestión de la información, gestión del conocimiento e inteligencia competitiva de la Universidad Estadual Paulista de Brasil, es la presión por publicar a la que se ven sometidos los investigafores. El remedio a esto es fomentar la ética entre los investigadores.

 

"Los científicos tenemos que lograr generalmente una gran cantidad de publicaciones por año, y esto hace que algunos recurran a publicar estudios donde la ética investigadora no es prioritaria", ha comentado Valentim en declaraciones a DiCYT momentos antes de impartir una conferencia sobre este tema en el Centro de Estudios Brasileños de la Universidad de Salamanca.

 

Para evitar que investigaciones incorrectas sean publicadas, las revistas científicas cuentan con comités editoriales que revisan los trabajos, pero no siempre identifican el fraude antes de que se publique. En su gran mayoría, según explica Valentim, "se detecta después de editar. Los editores de revistas científicas tienen que revisar los trabajos con mucho cuidado", porque la imagen de la publicación está en juego.

 

Aunque en la conferencia comentó casos de Brasil y España, la investigadora hizo hincapié en que se trata de un problema que ocurre en todos los países. "Entre las prácticas poco éticas más comunes, los investigadores utilizan contenidos que no son de su autoría y por algún motivo no citan las fuentes, esto es lo menos grave, pero existen casos extremos en los que los autores inventan los datos", indica.

 

Durante la ponencia, puso como ejemplo una investigación realizada en Estados Unidos según la cual el 60% de los entrevistados de entre una muestra de más de 4.000 científicos había recurrido a alguna práctica fraudulenta. La conciencia ética, cuenta Valentim, es la única forma de transformar esta realidad, más extendida de lo que se cree.

 

"No se puede cambiar la situación si los que están investigando no siguen una ética investigadora y ésta sólo se puede lograr inculcando valores en los científicos", ha comentado. Los nuevos investigadores ocuparían un lugar principal para evitar que las malas prácticas sigan ocurriendo. El aprovechamiento excesivo de un trabajo propio, la división de una publicación en varias o el inflado de los trabajos también se considerarían fraudes, aunque menores frente a la invención de datos.


Fonte: EL ADELANTO DE SALAMANCA, p.32, 25/04/2012

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OSWALDO FRANCISCO DE ALMEIDA JÚNIOR

Professor associado do Departamento de Ciência da Informação da Universidade Estadual de Londrina. Professor do Programa de Pós-Graduação em Ciência da Informação da UNESP/Marília. Doutor e Mestre em Ciência da Comunicação pela ECA/USP. Professor colaborador do Programa de Pós-Graduação da UFCA- Cariri - Mantenedor do Site.