BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

BIBLIOTECOLOGÍA SOCIAL Y POLÍTICA - II

Al igual como se ha planteado en la esfera de la bibliotecología social, en el plano de la bibliotecología política el objeto institucional de estudio de esta última es factible construirla desde dos perspectivas generales:

 

I. La biblioteca como institución social en el marco de la teoría liberal del Estado   

 

II. La biblioteca como institución social en el marco de la teoría marxista del Estado

 

Sobre los dos pilares teóricos planteados: 1) Bibliotecología social y 2) Bibliotecología política, es en torno de los cuales giran muchas otras categorías para referirnos de manera explícita a las bibliotecas y sus bibliotecarios. Acorde con esta percepción, los estudiosos de la bibliotecología estamos obligados a realizar análisis confrontados con las teorías y realidades sociales, políticas, culturales e ideológicas para entender nuestras instituciones, en general, y nuestras instituciones bibliotecarias, en particular.

 

Para continuar distinguiendo otras categorías alusivas al tema cabe precisar la diferencia entre biblioteconomía (librarianship) y bibliotecología (library science). La primera está determinada por el obrar, por el hacer, por la actividad práctica configurada por las técnicas del bibliotecario (profesional y auxiliar); la segunda por el pensamiento teórico que intenta hilar fino respecto a una serie de objetos, sujetos, hechos y fenómenos de diversa naturaleza, con la finalidad de construir teoría. La biblioteconomía así refleja la práctica; la bibliotecología proyecta la teoría, y entre estos dos campos cognitivos se construyen la unidad dialéctica práctica-teoría o teoría-práctica para configurar, por un lado, la praxis bibliotecaria; y por el otro la praxis bibliotecológica, y una y otra se vinculan con la mira de plantear tanto conocimientos prácticos o empíricos como discursos teóricos, y cuyo nexo de ambas produce la unión del quehacer y del pensar de quienes encarnan las instituciones bibliotecarias; la praxis entendida así es la ecuación: práctica + teoría o teoría + práctica. Por esto, no se confunda práctica con praxis; como tampoco se consideren sinónimos, en estricto sentido, las expresiones biblioteconomía y bibliotecología.

 

El primer concepto se adhiere a la bibliotecología como una profesión que se práctica; el segundo vocablo se vincula a la bibliotecología como una disciplina que se enseña. Y tanto la profesión como la disciplina son susceptibles de realizar investigación científica, esfera en donde emerge la bibliotecología como una disciplina y profesión que se investiga. En el marco de esta concepción, la dimensión biblioteconómica está implícita dentro de la bibliotecológica. Así las cosas, es posible la construcción de conocimiento, el cual se aprecia como el mecanismo forjador del cuerpo epistemológico de la bibliotecología, elaborada a través del proceso de investigación, mismo que orienta los procedimientos técnico-administrativos y las reflexiones teóricas para generar bases y columnas más sólidas de la especialidad como profesión-disciplina o disciplina-profesión. Investigación encaminada a explorar temas desconocidos, esto es, fenómenos que ofrecen retos formidables para convertir así la incertidumbre y curiosidad, en el marco de esta dualidad, en conocimiento de gran valor. Bajo este telón de fondo, la «praxis bibliotecaria», según nuestra percepción de la realidad, se articula con el plano práctico de la biblioteconomía; mientras que la «praxis bibliotecológica» se asocia con el campo teórico de la bibliotecología. Por esto la biblioteconomía para algunos autores, entre ellos Domingo Buonocore, es más bien una rama de la bibliotecología y no sinónimo.

 

Volviendo a los dos pilares teóricos planteados (Bibliotecología social y Bibliotecología política), éstos se pueden construir a través de la observación de hechos biblioteconómicos que acontecen tanto en el seno de la sociedad como del Estado, tomando como elemento sustantivo todo aquello propiamente teórico. «Bibliotecas y sociedad», por un lado, y «bibliotecas y Estado», por el otro, se asocia a la idea que afirma Manuel Carrión Gútiez en su libro Manual de bibliotecas: “el fenómeno de la biblioteca no puede dejar indiferente a la sociedad ni, por supuesto, al Estado” (España: Fundación Ruiperéz, 1993, p. 47).

 

De tal suerte que con el diseño de una teoría de la biblioteca, con visión social, es factible crear un cuerpo que aporte cimiento y columna a una «teoría social de la biblioteca», la cual genere conocimiento bibliotecológico de la institución bibliotecaria. Esta teoría puede trazar diversos panoramas, esferas o planteos sociológicos, necesario es entonces estudiar con la seriedad debida autores representativos tanto de la bibliotecología como de la sociología.   

 

En el marco de la Bibliotecología política, se puede hacer el mismo planteamiento, pero en lugar de considerar a la sociología como complemento interdisciplinario, se debe tomar en cuenta a la ciencia política o teoría del Estado. En esta plataforma, es factible construir  conocimiento ajustado a lo que podría llamarse: «teoría política de la biblioteca». Para tener una aproximación concreta sobre la complejidad (amplia y profunda) que implica esta naturaleza de teoría, basta con acércanos a los principales teóricos de la ciencia política o teoría (liberal y marxista) del Estado.   

 

Con todo lo anterior, parece que es entendible que, en efecto, el objeto esencial de estudio de la bibliotecología es un objeto institucional: la biblioteca en sus diversos tipos. Es decir, el conjunto de bibliotecas que se crean para  servir tanto a la sociedad civil (gobernados) como a la sociedad política (gobernantes). En este sentido, se concuerda con el concepto de Antonio Gramsci respecto a la palabra "Estado", quien consideraría a esta organización política como la suma e interrelaciones de esas dos sociedades, las cuales cuentan con una serie de aparatos ideológicos (aparatos: cultural, escolar, científico, informativo, deportivo, económico, religioso, militar, judicial, etc.), en los cuales podemos encontrar una gran variedad de tipos de centros bibliotecarios. A diferencia de la sociología marxista que analiza el fenómeno institucional a través de la teoría de los aparatos ideológicos, la sociología liberal la trata mediante la teoría de las organizaciones. Y en una y otra es factible analizar, con perspectiva social y política, el tópico estructural y funcional de la institución bibliotecaria.

 

Si la bibliotecología social se ocupa del estudio y análisis de las instituciones bibliotecarias en el marco de la estructura social, el bibliotecólogo social es quien se encarga del estudio y análisis de las bibliotecas en el entramado que determina las relaciones sociales que se suscitan entre la diversidad de grupos sociales e instituciones sociales. Y si la bibliotecología política se ocupa de articular reflexiones sistemáticas sobre las instituciones bibliotecarias con las relaciones de poder entre gobernados y gobernantes, la índole de la autoridad, el conflicto social y la actividad política, entonces el quehacer del bibliotecólogo político se preocupa por los problemas que entrañan fenómenos de lo político (teoría) y la política (práctica). No obstante, esta línea divisoria no es absoluta en tanto ambas ramas (o simplemente líneas de estudio y análisis) de la bibliotecología se pueden complementar para generar conocimiento inter-multi-trans-disciplinario, es decir, investigación de frontera con el fin de incorporar descubrimientos al conocimiento universal. 

 

El profesional de la biblioteca vive en una sociedad formada de instituciones (entre ellas las de carácter bibliotecario), las cuales representan un ordenamiento de poder y autoridad, además de que definen el espacio político y el tiempo político. Las coordenadas de tiempo-espacio en este sentido siempre es preciso tener en cuenta para delimitar contextos e identificar variables pertinentes y relevantes de estudio y análisis. Esta idea vale tanto para la construcción de discursos bibliotecológicos con visión sociológica como con perspectiva politológica. Los niveles de teorización de una u otra óptica pueden ser descriptivos, explicativos e interpretativos.


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.