BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

LA RESPONSABILIDAD HISTÓRICA DEL PERSONAL BIBLIOTECARIO

Todo profesional de la biblioteconomía debería preocuparse y ocuparse por preservar la memoria de las actividades que realiza y de las funciones que desempeña con respecto a los sistemas bibliotecarios que administra o gestiona, con el objetivo de legar testimonios para el desarrollo de la historia de la cual es protagonista continuo en el flujo de acontecimientos relacionados entre sí. El tema de la historia del trabajo que realiza el personal bibliotecario es parte del problema de la historia de las bibliotecas como instituciones que son de servicio al público. En este sentido, el profesional de la biblioteca es responsable con su historia, forjada por los actos que lleva a cabo como sujeto social. Así, en el marco del quehacer bibliotecario no se debe subestimar los hechos presentes porque estos configuran los acontecimientos históricos del pasado. Estamos ante la responsabilidad histórica de ser parte del personal que crea, desarrolla y consolida instituciones bibliotecarias de diversos tipos, para que las colecciones y los servicios sean de utilidad en la construcción de comunidad y ciudadanía. 

El valor de la historia de la biblioteca es lo que puede y debe motivar el cometido histórico de quien hace funcionar esta institución social. Valor que es posible observarlo a través del valor social de la historia y de la utilidad social de la historia de la biblioteca (Shera, 1952: 141-142). En razón de esto, los que hacemos realidad el dinámico trabajo bibliotecario para el bien de la humanidad, debemos tener presente “la convicción de que formamos parte del gran flujo de la historia, de una corriente mayor por la que transitan las civilizaciones y el conjunto de la especie humana” (Florescano, 2012: 30).

Asumir la responsabilidad histórica, en el marco del quehacer que lleva a cabo el personal de biblioteca, es una manera de mostrar tanto el potencial educativo e informativo como el significado social y político de esta institución en el entramado de la sociedad y el Estado. La importancia de la historia, con base en el funcionamiento del personal bibliotecario, es comprender el lugar que ocupan las bibliotecas en nuestra sociedad. Alcanzar este nivel de discernimiento implica entender en su justa dimensión el sitio que ocupa el valor social de la biblioteca en el complejo escenario de la historia. Por lo que a menudo la relación teórica entre «biblioteca y sociedad» se enriquece con el conocimiento que se genera en torno al nexo «biblioteca e historia». La historia de las bibliotecas contemplada desde esta perspectiva no es un lujo intelectual o un mero pasatiempo, por ende, no es una asignatura secundaria en los planes de estudio de las escuelas de bibliotecología, biblioteconomía y ciencias de la información. 

Si la historia es una ciencia social que estudia los hechos históricos del pasado de los seres humanos, entonces el personal bibliotecario, como el elemento humano que encarna las bibliotecas, es un problema de estudio para la historia cultural, corriente historiográfica que enfoca la historia escrita de las bibliotecas. Se trata de la historiografía bibliotecaria o historiografía de la biblioteconomía, es decir, de la «library historiography» (Krzys, 1975). La responsabilidad inherente a la historiografía de la biblioteca, como todo fenómeno histórico, se constituye por dos actos: 1] hacer la historia y 2] escribir la historia. En ambos algunos miembros del personal bibliotecario son ejemplo notable de responsabilidad histórica. En los párrafos siguientes se amplía y profundiza al respecto.

Quien investiga y escribe sucesos, periodos y casos históricos de las bibliotecas no es historiador(a) de la bibliotecología propiamente, como argumenta Alfaro (2011). No confundamos la profesión (librarianship) con la disciplina (library science), pues una cosa es el estudio histórico de las bibliotecas, como el campo práctico de la profesión, y otra la historia de la bibliotecología, como ciencia creadora de paradigmas teóricos, de corrientes de pensamiento bibliotecológico. Ciertamente, tanto la biblioteconomía como la bibliotecología son parte de la historia cultural de los pueblos, pero no es lo mismo pensar en torno al universo bibliotecario, cuyos anales históricos son milenarios, que reflexionar sobre el universo bibliotecológico, dimensión que detalla a la bibliotecología como disciplina humanística y social, misma que apenas comenzó su andadura formal y, por ende, oficial en la Alemania de principios del siglo diecinueve (Shera, 1952). Por esto la historiografía bibliotecaria antecede a la historiografía de la biblioteconomía, y esta última a la de la bibliotecología. Esta apreciación se basa en la evolución histórica conceptual entre biblioteca, biblioteconomía y bibliotecología respectivamente. Dimensiones historiográficas eslabonadas que nos ayudan a percibir con claridad la responsabilidad bibliotecaria de carácter histórico. 

Escribir la historia de un sistema de bibliotecas o de una biblioteca en particular es historia bibliotecaria o historia de la biblioteca (library history) (Ollé, 1979; Harrison, 1994); escribir la historia de la recuperación de la información como proceso es un acercamiento o enfoque que corresponde a la historia de la bibliotecología (history of library science) (Reichmann, 1964; Shiflett, 1984; Hayes, 1985), pues este tema no se reduce al ámbito bibliotecario. Ciertamente la historiografía biblioteconómica y la historiografía bibliotecológica tienen mucho en común porque a ambas les compete el análisis histórico de las instituciones bibliotecarias, pero la segunda abarca otras esferas teóricas e históricas relacionadas con las ciencias de la información y la documentación. La responsabilidad histórica del personal bibliotecario atañe a la dimensión historiográfica de la biblioteconomía porque este es el recurso humano que transciende, mediante la práctica de métodos, técnicas e instrumentos, la profesionalización de la bibliotecología. 

En este orden de ideas, la historia del ejercicio laboral del personal bibliotecario es materia, en efecto, de la historia de las bibliotecas, pues este personal es el elemento humano que, con sus actividades que realiza y funciones que desempeña, se constituye como sujeto histórico, individual y colectivo. Es el ente social que puede o no estar conciente de producir acontecimientos históricamente relevantes o irrelevantes. Es quien está entre las coordenadas de tiempo y espacio, planos universales de la historia. Así, esta naturaleza de personal se entiende como el protagonista de la historia bibliotecaria, pues con su “acción humana se convierte en actor del proceso histórico” (Florescano, 2012: 76). De tal suerte que el recurso humano de las bibliotecas es quien hace la historia de sus respectivas instituciones; el historiador de estos espacios de servicio al público es quien escribe la historia. Hay casos notables en donde se combina el hacer y el escribir la historia de las bibliotecas. Como infirió en su tiempo Ollé (1979, 50) en el contexto británico: “Escribir la historia de una biblioteca para la que uno tiene cierta responsabilidad es una tarea delicada, pero a menos que se aliente a los bibliotecarios calificados para hacerlo, es poco probable que se escriba la historia de algunas de nuestras mejores bibliotecas”. Palabras que en el contexto latinoamericano y posiblemente en otras latitudes del hemisferio sur, no pierden vigencia. En todo caso, la historiografía de la práctica bibliotecaria reposa, como todo entendimiento serio de la historia, en hechos y palabras. 

La responsabilidad histórica del personal bibliotecario tiene, en efecto, dos dimensiones. La primera es la de tradición positivista, pues desde esta perspectiva se afirma que la historia la hacen las grandes personalidades de la profesión. Por lo tanto está centrada en recoger y reconocer el trabajo bibliotecario con capacidades individuales y especiales en la marcha de los acontecimientos que destellan con talla histórica. El enfoque biográfico (vida y obra) de connotados profesionales de la biblioteca ilustra esta esfera. La segunda es la corriente del materialismo histórico, vinculada al pensamiento histórico marxista, generador de la historiografía marxista (Carbonell, 1986: 126-134). En este escenario los protagonistas de la historia de las bibliotecas destacan como colectivos, quienes con su labor cotidiana en los diferentes programas, proyectos y procesos de desarrollo de las colecciones y gestión de servicios, hacen la historia. Asimismo, ambas visiones contemplan, a su vez, a las bibliotecas como sujetos históricos. En el marco de esta perspectiva el personal bibliotecario la historia lo juzga como un elemento ambiguo, neutro o indeterminado. 

Escribir la historia de las bibliotecas, como responsabilidad ante el gremio bibliotecario y la sociedad, exige valorar con particular énfasis el archivo de biblioteca. Es necesario tener presente, en efecto, el valor de los documentos que el personal de biblioteca produce mediante sus labores administrativas. Este archivo ha sido, es y será el mejor instrumento de estudio y análisis para aquellos que tenga el empeño de investigar algún día la historia de un determinado centro bibliotecario (pequeño, mediano o grande). Pensar en el desarrollo y cuidado de los documentos de archivo dentro de las bibliotecas, para así facilitar el trabajo que entraña escribir la historia de estas instituciones culturales, nos conduce a señalar el proceso de descarte involuntario que se hace de importantes piezas documentales, el cual se podría considerar como un acto de irresponsabilidad histórica y un desafío para los historiadores de la biblioteca. Harrison ha sido suficientemente elocuente en relación con este problema al afirmar: 

Esto radica en la forma descuidada, desenfrenada y sin educación en la que los archivos y registros de todo tipo han sido descartados por aquellos que no deben tener ningún respeto por la historia de la biblioteca. Esto también ha ocurrido a nivel internacional, nacional y local. Algunos podrían decir que esto es inevitable con el frecuente cambio de secretarías y de bibliotecarios de alto nivel, pero no estoy de acuerdo. No tiene por qué ser así si solo los responsables tuvieran un cuidado y un sentimiento por la historia de la biblioteca (1994: 11).

Ante el descarte inconsciente o irreflexivo de documentos que deben formar parte del archivo histórico de la biblioteca, ¿en quién recae principalmente la responsabilidad de velar por la compilación y organización del conjunto de testimonios históricos del sujeto colectivo que hace habitualmente la historia bibliotecaria? Sin duda que esta corresponde esencialmente a los directores, coordinadores o responsables del trabajo y servicio de biblioteca. Así, a pregunta expresa, Harrison (1994: 12) responde: “Debería ser el deber de todos los directores de la biblioteca mantener un archivo relacionado con la historia de sus bibliotecas”. Entre los documentos que este archivo puede y debe recoger y compilar para su acervo Harrison incluye: planes, fotografías y folletos de los nuevos edificios de la biblioteca, informes anuales, copias de catálogos impresos, listas de libros y otras publicaciones de la biblioteca, retratos de bibliotecarios principales y superiores del pasado, informes sobresalientes a comités y consejos. Todo esto con la mentalidad de asumir actos responsables de preservarlos para la posteridad, para el trabajo de los historiadores, para el conocimiento futuro sobre la institución bibliotecaria. 

Por supuesto que la responsabilidad histórica del personal bibliotecario adquiere particular relevancia en la esfera de aquellos colegas que trabajan en sistemas bibliotecarios, cuyos acervos son esencialmente de carácter histórico (Cridland, 1993). Las bibliotecas universitarias y especializadas en Historia que se localizan en universidades e institutos de investigación son los espacios idóneos para el historiador profesional. En este contexto bibliotecario, es el personal que labora en estos centros el responsable de ayudar a conservar, preservar y encontrar los documentos indispensables para la generación del conocimiento histórico en sus diversos ejes temáticos. No se trata solamente de pensar la responsabilidad histórica en relación con la historia de las bibliotecas, sino también considerar la historia en sus distintas manifestaciones culturales. Esta responsabilidad se centra en relación con la construcción del pensamiento histórico mediante la consulta, el estudio y el análisis de los documentos históricos que se halan en ese tipo de espacios académicos. Quizá por esto desde hace tiempo se piensa que los historiadores y los bibliotecarios tienen mucho en común, pues ambos profesionales se basan en la letra impresa (Reichmann, 1964: 35), en el documento histórico, en las instituciones bibliotecarias de alto nivel académico. 

Si el estudio del pasado es un aprendizaje de la diversidad del acontecer humano, el estudio de la historia de la biblioteca es la adquisición de conocimientos sobre aquellos acontecimientos que han ocurrido en los diversos sistemas bibliotecarios, en las diferentes instituciones bibliotecarias. El hacer historia impone al personal de biblioteca una gran responsabilidad 

Referencias

Alfaro López, H. G. (2011). Elogio de la historia de la bibliotecología. Bibliotecas: Revistas de la Escuela de Bibliotecología, Documentación e Información. 29 (2), [1-11]

Carbonell, C. O. (1986). La historiografía marxista. En La historiografía (pp. 126-134). México: Fondo de Cultura Económica. 

Cridland, N. (1993). History. En N. Couch y N. Allen, eds. The humanities and the library. 2nd ed. Chicago: American Library Association. 

Florescano. E. (2012). La función social de la historia. México: Fondo de Cultura Económica. 

Harrison, K. C. (1994). Why library history? Library Review. 43(8), 9-13

Hayes, R. M. (1985).The History of Library and Information Science: A Commentary. The Journal of Library History 20(2), 173-178

Kalher, E. (1966). ¿Qué es la historia? México: Fondo de Cultura Económica. 

Krzys, R. (1975). Library historiography. En Encyclopedia of library an information science. New York: Marcel Dekker. Vol. 15, 294-330

Ollé, J. G. (1979). Library history. London: Clive Bingley.

Reichmann, F. (1964). History research and library science. Library Trends 13(1), 31-41

Richardson, J. V. (2010) History of American library science: its origins and early development. En M. J. Bates, M. N. Maack, eds. Encyclopedia of library and information sciences (pp. 1-9), 3rd ed. Boca Raton, FL : CRC Press.

Shera, J. H. (1952). On the value of Library History. Library Quarterly. 22(3), 240-251

Shiflett, O. L. (1984). Clio's Claim: the role of historical research in library and information science. Library Trends. 32(4) , 385-406.


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.