BIBLIOTECAS, SOCIEDAD Y ESTADO


  • Relação entre as bibliotecas, as ações dos profissionais que nelas atuam e o estado.

LA DEFORMACIÓN DEL PRINCIPIO SOCIAL Y POLÍTICO DE LA SEGUNDA LEY BIBLIOTECOLOGICA DE RANGANATHAN

El pensamiento bibliotecológico de Shiyali Ramamrita Ranganathan (1892-1972) ha tenido un importante efecto en el crecimiento teórico de nuestra disciplina. Una muestra es el número de citas que ha recibido aquel célebre bibliotecario hindú en diversas revistas internacionales (Lancaster, Zeter, Metzlez, 1992, p. 269-271). Las interpretaciones acerca de su obra son tanto abundantes y profundas, como disímiles y superficiales. No faltan las equivocas o confusas.


Como lo expresa el título de este escrito, se recurre a una de sus cinco leyes bibliotecológicas publicadas originalmente en 1931; a la segunda ley específicamente, la cual reza: "LOS LIBROS SON PARA TODOS" y tergiversada comúnmente pues en diferentes publicaciones se afirma que esa ley es: "CADA LECTOR SU LIBRO" (Gopinath, 1978, p. 61; Cochrane, 1992, p. 236; Sharma, 1992, p. 254). Sin embargo, haciendo una lectura cuidadosa del texto íntegro de la segunda ley, puede uno comprobar que Ranganathan consideró el enunciado "CADA PERSONA SU LIBRO" [no usa la palabra lector] como el "poder" consecuente de la formulación "LOS LIBROS SON PARA TODOS", principio rector de esa ley.


La diferencia entre las ideas "LOS LIBROS SON PARA TODOS" y "CADA LECTOR SU LIBRO" es monumental. De forma aislada la frase secundaria - a la vez que desfigurada - "CADA LECTOR SU LIBRO" se presta, en efecto, a diversas concepciones aparentemente correctas, pero cuando notamos que esta es una liga conceptual de un enunciado superior, entonces esa fórmula no resiste el análisis desde una perspectiva ranganathaniana. Y no la resiste porque además Ranganathan apuntó el enunciado circunstancial como "CADA PERSONA SU LIBRO". Es decir, no utilizó el vocablo "LECTOR" de manera inmediata. Esto prueba otro rasgo de modificación arbitraria que ha sufrido la segunda ley.


Si nuestro autor hubiese utilizado la palabra "LECTOR", por lógica elemental la idea principal de la ley sería "LOS LIBROS SON PARA TODOS LOS LECTORES". Pero de haber sido así, el fundamento sociopolítico que asienta Ranganathan no tendría objeto porque el enunciado excluye a los ciudadanos que no han tenido acceso al conocimiento del alfabeto y, por ende, a una educación formal; también quedarían marginadas las personas que sabiendo leer, no leen (analfabetos funcionales) por numerosas razones. Muy distante de una postura discriminante es el verdadero pensamiento ranganathaniano al formular la segunda ley.


Con base en la distorsión expuesta, se puede inferir que se ha intentado deformar, en el mundo occidental por lo menos, el genuino sentido democrático no solamente de la segunda ley sino también el de su autor, y con esto una parte importante de su pensamiento teórico. Se ha deformado puesto que se trata de una ley bibliotecológica cuyo ideario político-democrático es hacer comprender a gobernantes y gobernados un derecho ciudadano y no solamente un principio acotado al contexto de las bibliotecas. Un derecho en donde deben ser consideradas las obligaciones del Estado (Ranganathan, 1989, p. 190).


Si consideramos como enunciado fundamental el que señalan Gopinath, Cocharane,  Sharna, entre otros autores que se han concretado en aceptar tal formula - CADA LECTOR SU LIBRO - por no haberse preocupado quizás en analizar y estudiar el escrito de Ranganathan, entonces las interpretaciones pueden variar de acuerdo con los resultados que los autores pretenden demostrar. Pero estos puntos de vista deben considerarse subjetivos porque ignoran consciente o inconscientemente el sello sociopolítico que Ranganathan le imprimió a su segunda ley. Por ejemplo, en un análisis se plantea lo siguiente:

 

La segunda ley dice: "Cada lector su libro". En este sentido, el énfasis es sobre el lector. Nuestra experiencia nos muestra que más usuarios solicitan libros acerca de una materia en particular que por un autor. (Kumar, 1993, p. 108).


Como observamos, la genuina noción de la ley "LOS LIBROS SON PARA TODOS" se pierde y adquiere, de forma útil para el autor, el significado de pertinencia en torno a la preferencia de un elemento bibliográfico por parte del usuario para localizar un libro determinado. La percepción de Kumar puede ser válida para quienes desconocen las características primordiales de la segunda ley de Ranganathan. Pero cabe agregar, Kumar no se basa en la fórmula capital, pues la peculiaridad de "democracia ilimitada" que apunta el autor de las FIVE LAWS OF LIBRARY SCIENCE de manera textual y con toda claridad (Ranganathan, p. 132-133), se anula en el discurso técnico-bibliotecario.


Si Ranganathan hubiese tenido la oportunidad de conocer la clase de disparates que en ocasiones se han escrito en torno a su segunda ley bibliotecológica, seguramente le hubiera causado decepción que colegas con importantes credenciales científicas se devanen los sesos para falsear u ocultar el sentido bibliotecológico-social-y-político de una porción de su legado intelectual. Contrasentidos como el intento de relacionar los principios democráticos de la segunda ley en el ámbito burgués del marketing (Rangra, 1989, p. 76-77), cuya filosofía se inclina por erosionar el bolsillo de los usuarios a través de la detección de "necesidades de mercado [...] dentro de una política de precios atractivos" (Silveira, 1992, p. 32), convirtiendo de esta forma la persona-usuario en consumista-cliente, y todo con el afán de "modernizar" el pensamiento clásico de nuestro autor. ¿Acaso el fenómeno político y social de la democracia ya está agotado en el campo de la literatura bibliotecológica? Una perspectiva seria podría ser la interpretación democrática del espíritu que entraña, en efecto, «los libros son para todos».


No obstante la frecuencia de esta clase de dislates, no se ha logrado opacar completamente la verdadera esencia del significado de esa ley. Esto se debe a los análisis puntuales de algunos autores. Uno de ellos, por ejemplo, asienta que la segunda ley es "LOS LIBROS SON PARA TODOS, independientemente de la clase social, casta, credo, sexo y edad del ciudadano" (Buragohain, 1986, p. 12). Si consideramos que Ranganathan publicó sus leyes bibliotecológicas en 1931, el espíritu democrático-bibliotecológico de este estudioso se adelantó dieciocho años al MANIFIESTO DE LA UNESCO SOBRE LA BIBLIOTECA PUBLICA, documento publicado originalmente en 1949 (Niegaard, 1994, p. 100).


En página tras página, Ranganathan recalca que la segunda ley es: LOS LIBROS SON PARA TODOS, concepto que viene a echar por tierra la fórmula: LOS LIBROS SON PARA UNOS CUANTOS ELEGIDOS. Así, afirma:

 

"si el ideario revolucionario de la primera ley es LOS LIBROS SON PARA USARSE, el ideario revolucionario de la segunda ley es LOS LIBROS SON PARA TODOS (Ranganathan, 1989, p. 80).

 

De esta forma, nuestro autor fundamenta su ley en pasajes históricos importantes, tales como: la Revolución Mexicana de 1910, la Revolución Rusa de 1917 y múltiples movimientos no armados desarrollados alrededor del mundo, cuya bandera democrática ha sido fomentar una amplia "cultura popular", o que han tenido el espíritu de "EDUCACION PARA TODOS".


Dado este enfoque, no es difícil intuir el motivo por el cual cierta literatura bibliotecológica ha venido adulterando la segunda ley de Ranganathan. El motivo en pocas palabras podría ser porque la ley LOS LIBROS SON PARA TODOS sostiene y se basa en una filosofía que algunas mentalidades, del mundo desarrollado principalmente, podrían estimar como subversiva o radical: esto es, contraria a los intereses insanos del gran capital. Aunque en el fondo sería factible hallar otros motivos que nos ayudaran a comprender este fenómeno que se antoja apropiado para profundizar al respecto.


Finalmente, como uno de los usos y costumbres de algunos bibliotecólogos es citar aceptando sin cuestionar e investigar debidamente lo que ciertos autores de diferentes latitudes publican, la distorsión de la Segunda Ley de Ranganathan se ha sostenido relativamente bajo el enunciado CADA LECTOR SU LIBRO. De esta manera, la intención de unos y la ignorancia de otros ha ido de la mano para alterar la ley bibliotecológica que con toda propiedad manifiesta, insistamos: LOS LIBROS SON PARA TODOS.


 

Referencias

Buragohain, A. (1986). Ranganathan's five fundamental laws of library science in the context of use and user of public library system in Assam.  Ranganathan’s philosophy: assessment, impact and relevance.  New Delhi: Vikas Publishing House. pp. 10-27


Cochrane, P. A. (1992). "Information technology in libraries and Ranganathan's five laws of library science". Libri. 42, (3): 235-241

 

Gopinath, M. A. (1978). "Ranganathan, Shiyali Ramamrita". Encyclopedia of library and information science. Vol. 25. New York: Dekker. pp. 58-86

 

Kumar, K. (1993). "Law of library science and basic law". Theory of classification. New Dheli: Vikas Publishing House.


Lancaster, F. W.; M. Zeter; L. Metzler. (1992). "Ranganathan's influence examined bibliometrically". Libri. 42 (3): 268-281

 

Niegaard, H. (1994). "The right to know: revision of the Unesco Public
Library Manifiesto". Libri. 44 (2): 99-110


Ranganathan, S. R. (1988). The five laws of library science. 2nd ed.
Bangalore: Sarada Ranganathan Endowment for Library Science.


Rangra, V. K. "Ranganathan's laws of library science and the marketing approach to library and information services". Ranganathan’s philosophy
pp. 76-84


Silveira, A. (1992). Marketing em bibliotecas universitarias. Florianópolis, Brasil: Editora da Universidade Federal de Santa Catarina.


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FELIPE MENESES TELLO

Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información por la (UNAM). Actualmente es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. En la licenciatura imparte las cátedras «Fundamentos de Servicios de Información« y «Servicios Bibliotecarios y de Información» con una perspectiva social y política. Asimismo, imparte en el programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de esa facultad el seminario «Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales». Es coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad y fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008) y fue responsable del Correo BiblioPolítico que publicó en varias listas de discusión entre 2000-2010. Creó y administra la página «Ateneo de Bibliotecología Social y Política» en Facebook.